lunes, 13 de abril de 2015

LA NOVELA

Cuando me levanté por la mañana hacia calor, y mi madre estaba gritando para que fuera a coger el teléfono. ¡Era el primer día de vacaciones y a alguien se le había ocurrido llamarme a las nueve de la mañana! Me levanté de mala gana y cogí el teléfono. Era mi abuela felicitándome por mi cumpleaños (que por cierto había sido el mes pasado), me encantaba ver que mi familia se acuerda de mi (nótese la ironía). Volví a la cama y me dormí hasta las once; me despertó un grito. Fui corriendo a ver que pasaba y vi a mi madre en el suelo. Parecía que estaba dormida, le tomé el pulso y era muy bajo, me asusté y llamé al 112 y la llevaron al hospital. Mis padres están separados y mi padre vive en Madrid así que no llegó hasta la noche. Y así pasé mi primer día de vacaciones, en un hospital a las afueras de la ciudad con el maldito aire acondicionado estropeado el día que mas calor estaba haciendo del año.
Pasé una hora allí sentada sin saber que hacer, entonces, una señora de unos setenta años se sentó a mi lado. Parecía triste. Estuvimos un rato sin hablar, pero del aburrimiento que tenía le pregunté que por qué estaba en el hospital y me dijo que acababa de perder a su marido. Eso me hizo pensar en que pasaría si perdiera a mi madre. En ese momento entró mi padre. 

1 comentario: